Inalcanzable de Carrie Arcos
Aprendí a mentir observando a Micah. Él mantenía firmes sus ojos ambarinos y le sostenía directamente la mirada a mamá. No sonreía ni decía demasiado para no delatarse solo. Se quedaba calmado, en silencio. El truco, me dijo, es creerte tus propias mentiras.
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