Bajo el cielo de Berlín de Carmen Sereno
—Necesito pensar, Jamal. Yo…, todo esto es nuevo para mí. Y difícil. —Para mí también. Nuevo, difícil y peligroso. Mucho, créeme. El problema es que me he convertido en un adicto a ti. A tu piel… —La besa en la mejilla—. A tu olor… —La besa detrás de la oreja—. A tu sabor… —La besa en la comisura de los labios—. Y a tu cuerpo, hecho a medida para mí… —remata, a la vez que le recorre la espina dorsal con los dedos—. Dime, ¿cómo se supera una adicción tan fuerte? —Todavía estamos a tiempo de poner fin a esta locura —contesta. |