La novia gitana de Carmen Mola
Sentada en la terraza del bar en el que desayuna a diario, Elena Blanco mira a los paseantes ociosos y se pregunta por qué la vida es tan extraña. Hay momentos de quietud y de belleza que parecen insinuar algo, que la felicidad está al alcance de la mano y que solo hay que abrir el corazón y vaciar la mente para recibirla sin reservas. Ella sabe que no es así.
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