El corazón imprudente de Carmen Amoraga
Tina había descubierto a los cincuenta y siete años que la verdad no es necesaria para vivir. Que basta con una parte, una parte pequeña.
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El corazón imprudente de Carmen Amoraga
Tina había descubierto a los cincuenta y siete años que la verdad no es necesaria para vivir. Que basta con una parte, una parte pequeña.
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