La química del odio de Carme Chaparro
De los asesinos se aprende que, a trozos, todo se transporta mejor y que, además, puedes hacer que las cosas pequeñas parezcan invisibles. Pero de los asesinos se aprende también que cuando esparces algo, termina dejando más rastro. Si repartes la pena entre muchas lágrimas, es más fácil que un trozo caiga al suelo y se pegue a la suela del zapato, o que te lo encuentres un día cualquiera, cuando más desprevenido estés, al meter la mano en un bolsillo. O todavía peor: que lo encuentre otra persona y use esa debilidad en tu contra. Por eso, a veces, es mejor dejar las cosas como están. |