Trece rosas rojas de Carlos Fonseca
Franco hacía, no obstante, una salvedad, porque no todos los presos de la Nueva España eran recuperables. «Yo entiendo que hay, en el caso presente de España, dos tipos de delincuentes: los que llamaríamos criminales empedernidos, sin posible redención dentro del orden humano, y los capaces de sincero arrepentimiento, los redimibles, los adaptables a la vida social del patriotismo». |