El medallón de fuego de Carla Montero
La vida es como el agua, no se puede retener siempre en las manos (...) Ellos lo sabían, lo habían aprendido antes, quizá por vivir en tiempos difíciles más allá de la imaginación. Y ellos le habían enseñado que no importa cuán rápido o despacio fluya el agua entre los dedos. Lo que importa es que, cuando se escape la última gota, uno haya amado sin prejuicios, sin miedo.
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