Mirror, Mirror de Cara Delevingne
Durante el año siguiente hice todo lo posible por volverme invisible y eliminar a esa persona, sin vómitos, pero comiendo muy poco. Los atracones eran para los críos, para los niñatos desmedidos. El ayuno era para el nuevo yo, que lo controlaba todo. Y sabía que se darían cuenta, como así fue, pero solo para decirme que se me vía mucho mejor. Incluso cuando los huesos de las caderas parecían a punto de atravesarme la piel y sentía fría en un día de calor abrasador. Me hinché como un globo por ellos, me convertí en un esqueleto por ellos, y nada cambió. Excepto yo.
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