El hombre de tiza de C. J. Tudor
Tienes que entender que ser buena persona no consiste en entornar cánticos o rezarle a un dios mítico. Tampoco en llevar una cruz o ir a la iglesia todos los domingos. Ser buena persona depende de cómo tratas a los demás. Las buenas personas no necesitan una religión, porque saben en su fuero interno que hacen lo correcto.
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