Lecciones de química de Bonnie Garmus
Eso nos conduce al tercer enlace, el enlace de hidrógeno; el más frágil y delicado de todos. Para mí representa el “flechazo amoroso”, porque la atracción entre ambas partes se deriva únicamente de una información visual: a usted le gusta su sonrisa, a él su pelo. Pero resulta que, al entablar conversación, usted descubre que tras ese hombre se esconde un nazi en potencia que piensa que las mujeres se lamentan demasiado. ¡Puf! Al instante ese delicado enlace se rompe. Ahí tienen el enlace de hidrógeno, queridas telespectadoras, un recordatorio químico de que, cuando las cosas parecen demasiado buenas para ser verdad, probablemente lo sean.
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