Obra Completa. 1935-1977 de Blas de Otero
Palabra viva y de repente Me gustan las palabras de la gente. Parece que se tocan, que se palpan. Los libros, no; las páginas se mueven como fantasmas. Pero mi gente dice cosas formidables, que hacen temblar a la gramática. ¡Cuánto del cortar la frase, cuánta de la voz bordada! Da vergüenza encender una cerilla, quiero decir un verso en una página, ante estos hombres de anchas sílabas, que almuerzan con pedazos de palabras. Recuerdo que, una tarde, en la estación de Almadén, una anciana sentenció, despacio: «—Sí, sí; pero el cielo y el infierno está aquí». Y lo clavó con esa n que faltaba. (De: Que trata de España, 1960-1964) |