La tierra en llamas de Bernard Cornwell
Othar quería que supieses un hombre para que pudiera decir a los suyos que había muerto en condiciones, igual que yo le había rogado que empuñase la espada con fuerza para que encontrase un hueco en el salón del Valhalla dónde, tras su muerte, iban a parar todos los guerreros que perdían la vida en combate. Aunque ya soy viejo y achacoso, por entonces siempre llevaba conmigo una espada, de forma que, si me llegaba la muerte, podría alcanzar ese remoto salón, donde me estarían esperando hombres como Othar, con quienes aspiro a encontrarme algún día.
|