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Hijo De Hombre de Augusto Roa Bastos
Cuando salían a la plazoleta, la campana sonó con una tos nerviosa. Se volvieron a mirar hacia el inclinado campanario y vieron una sombra acurrucada en lo alto. Nadie pensó en el cam-panero. La pequeña procesión reinició su marcha, con la imagen a cuestas de Pedro Mártir, Taní y Eligio. Ellos habían sido los mejores alumnos de Gaspar, lo habían enterrado en el monte después de darle el último adiós. Ahora llevaban en hombros su último trabajo.
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