Eva de Arturo Pérez-Reverte
—Tiene virtudes que lo compensan. —Tranquilíceme. Dígame alguna. El Almirante lo pensó un segundo. —El encanto es su segunda naturaleza. —¿Y la primera? —Es leal. —¿A quién? —A él mismo. Y a mí. —¿Por ese orden? —Por ése... Pero hay espacio suficiente para ambas lealtades. |