El problema final de Arturo Pérez-Reverte
Hasta el final de los años treinta se publicaron miles de novelas con enigma. Eso liquidó el género. Esclarecer un crimen mientras se beben tazas de té, como quien juega al ajedrez o resuelve un crucigrama, suena hoy blando. La novela que llamamos negra, más innovadora, arrinconó los enigmas elegantes.
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