El gran dios Pan de Arthur Machen
El hombre meramente carnal, sensual, tiene las mismas posibilidades de convertirse en un gran pecador que en un gran santo. La mayoría de nosotros no somos más que criaturas indiferentes y confusas; pasamos por el mundo sin darnos cuenta del significado y el sentido oculto de las cosas y, en consecuencia, nuestra maldad o nuestra bondad son más bien de segunda categoría, insignificantes.
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