Neimhaim. El azor y los cuervos de Aranzazu Serrano Lorenzo
Hubo un tiempo en el que matar era un arte, y derramar la sangre enemiga, una honra. El mayor anhelo era morir empuñando el acero, solo así se ganaba el favor de los dioses, el respeto de los pares, una vida inmortal y gloria eterna.
|