Las Afueras de Dios de Antonio Gala
Amo la sonrisa. Siempre digo que cuesta poco pero vale mucho; dura un parpadeo y a veces su efecto sirve para toda la vida. La necesitan hasta los más ricos y la pueden ofrecer hasta los más pobres. Es un don del Altísimo; no se puede ni prestar ni comprar ni robar: se regala. No se olvide nunca de sonreír, aunque le parezca imposible hacerlo.
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