Poemas de amor de Antonio Gala
Dile a la muerte, amor, que no me olvide; que tengo el corazón ya bien dispuesto, y previstos, al fin, palabras y gesto con que de tí mi cuerpo se despide. La vida, sólo en vida, no se mide; ni la pasión, en dulce manifiesto. Vida y amor no mueren: sobre el resto es un azar nocturno quien decide. Yo no soy sino aquello que persigo: una lluvia de mayo en tu mejilla, tu fuego en paz, tu bienestar de trigo. Qué vida, tras la muerte, tan sencilla: yo, ensimismado, transcurrir contigo de un sueño a otro, de una a otra orilla. |