Una mujer de Annie Ernaux
Elevarse, para ella, era ante todo aprender (…), y nada era más hermoso que el saber. Los libros eran los únicos objetos que manipulaba con precaución. Se lavaba las manos antes de tocarlos.
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Una mujer de Annie Ernaux
Elevarse, para ella, era ante todo aprender (…), y nada era más hermoso que el saber. Los libros eran los únicos objetos que manipulaba con precaución. Se lavaba las manos antes de tocarlos.
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