Una herencia para Navidad: de Annabeth Berkley
Los abuelos deberían ser eternos, se lamentó. Así no se vería en esa situación. Él la estaría esperando en la granja con su amorosa sonrisa y sus tazas rojas bien colmadas de su humeante chocolate. Ella le contaría sus nuevos proyectos, sus últimas ideas… Él la apoyaría y todo le parecería bien.
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