El salón de baile de Anna Hope
Tenía todo el sentido: la señorita Church era una de las pocas pacientes de clase media del manicomio y presentaba una clásica afección de la clase media. Era un hecho extraño, pero el caso es que las clases trabajadoras no solían padecer histeria; en ellas la fuerza de la locura quedaba sepultada y se convertía en algo más profundo, más extraño, y más difícil de erradicar: algo psicótico, demencial. Que una mujer de la clase trabajadora desarrollara un transtorno histérico resultaría prácticamente risible.
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