SOBRE LA DECADENCIA de Ango Sakaguchi
En medio de aquella destrucción colosal había destino y no había decadencia; estábamos desalmados, pero rebosantes. Los que se habían salvado del fuego destructor se agruparán en torno a restos de casas en llamas para calentarse y, separados por escasos centímetros de distancia, parecían estar en un mundo diferente de aquellos que desesperados trataban de apagar los mismos fuegos. Destrucción colosal y su insólito amor; destino colosal y su insólito amor. En comparación, el semblante de posguerra no es más que mera decadencia.
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