Una vaga sensación de pérdida de Andrzej Stasiuk
O puede que se trate del olor a humanidad, que nos aterra, que nos repele y nos persigue, y por eso lo encerramos en esos lugares apartados e invisibles. Les pagamos a los de los guantes de látex para que respiren por nosotros ese olor. Les pagamos para que acompañen a la muerte. Les pagamos, por fin, para que en cieto modo mueran por nosotros. Pues, al participar en el morir de otras personas, en el de nuestros allegados, nosotros mismos morimos un poco, nos volvemos un poco más mortales.
|