El último deseo de Andrzej Sapkowski
Jamas se promulgo ningun codigo de los brujos. Yo me invente el mio. Simplemente. Y me regia por el. Siempre… No siempre. Porque hubo momentos en que parecia que no habia espacio para ninguna duda. En que habria que hacerse dicho a uno mismo:"Y que me importa a mi todo esto, no es asunto mio, yo soy brujo". En que habria que haber escuchado la voz de la razon. Escuchar el instinto o, si no, lo que dicta la experiencia. O incluso y a menudo, el mas corriente de los miedos
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