La dama del lago de Andrzej Sapkowski
-Bueno, entonces no hay mucho que añadir.- Rusty valoró el estado del primer herido, que estaba precisamente empapando de sangre la inmaculada blancura de la mesa. - Fractura de fémur... la arteria se ha salvado, si no me habrían traído un cadáver. Parece un golpe de hacha, ante el que la parte dura de la silla actuó como un tronco de leñador. Mirad, por favor... Shani y Iola se inclinaron. Rusty se limpió las manos. - Como ya dije no hay nada que añadir. Lo único que se puede es cortar. Manos a la obra ¡Iola! Vendaje, con fuerza. Shani, cuchillo. Ése no. El de la sierra por los dos lados. El de amputar. El herido no levantaba su nerviosa mirada de sus manos, seguía las acciones con los ojos de una animal asustado y atrapado en un cepo . |