La sangre de los elfos de Andrzej Sapkowski
Todavía ni un solo brujo ha muerto de vejez, en cama, dictando testamento. Ni uno solo. Ciri no me sorprendió ni me asusto. Se que moriré en alguna fosa que apeste a carroña, despedazado por un grifo, una lamia o una mantícora. Pero no quiero morir en la guerra porque esta no es mi guerra.
|