El violinista de Mauthausen de Andrés Pérez Domínguez
Y entonces escucha la música de un violín que toca un vals y piensa que acaso la antesala de la muerte es un espejismo, que en la despedida, antes de saltar, va a escuchar la misma música que había tarareado con los ojos cerrados cuando bailaba un vals con Anna en París después de que le pidiera que se casara con él
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