Un cielo sin Luna de Andrea Longarela
Rebosaba intensidad por cada poro de su piel. Casi era como si las emociones le resbalaban por encima; se le escapaban porque le sobraban. Agotaba. Te deja exhausto. Arrasaba con todo. Con los demás. Conmigo. Con ella misma. Y daba igual. Si se iba, estaba convencido de que querría más. |