Un cielo sin Luna de Andrea Longarela
Luna soltó una carcajada incontrolable y yo la acompañe. Después me miró. Creo que esa fue la primera vez que nos reímos juntos, los dos solos, aunque hubiera más gente. O así lo percibí yo. Como si estuviéramos solos en el vagón. Fue la primera vez que ocurrió. Y ese efecto me dejó totalmente fuera de juego.
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