Te espero en el fin del mundo de Andrea Longarela
Hay quien cree que solo puedes enamorarte una vez, pero es mentira. Puedes enamorarte mil veces. En ocasiones lo haces de la misma persona en diferentes momentos de tu vida. Yo me enamoré de Levi una vez, y dos, y cientos. También de Damon. Y de Hannah. Todas únicas. Todas importantes. Que yo amase a Levi no significa que no suspirase por Damon ni sufriera cuando nos dejamos. Tampoco que no me estremeciera ante las caricias de Hannah ni sienta una plenitud única al recordar nuestros mejores momentos. Si algo he aprendido a lo largo de los años y mientras sumaba tropiezos es que el amor puede tener tantas versiones como personas despiertan ese sentimiento. Y eso resulta fascinante. Los seres humanos somos unos privilegiados y rara vez nos damos cuenta. Sin embargo, con Levi siempre fue más. Algo que seguía latiendo por encima, incluso, de los corazones de otros. Levi había sido mi primer amor y sería el último, pero no el único. Quizá por eso fue el que acabé escogiendo, porque nunca se marchó. Siempre se quedó conmigo. Siempre lo veía en mi futuro cuando jugaba a imaginármelo. Mi constante. Mi chico de las preguntas. El otro extremo de un hilo que nos unía y que nos había hecho tirar el uno del otro desde el instante en que nuestros caminos se cruzaron. Todos los demás... solo habían sido nudos que deshacer en el tiempo hasta volver a llegar a él.
|