Ana Merino
Vengo a ser testigo Vengo a ser testigo de un milagro, la resurrección de las palabras emergiendo del mar con ansias de justicia. Vengo vestida con el disfraz de la penumbra para escuchar el murmullo de las cosas que habitan en cada casa de madera y chapa. Pensamientos prohibidos que llegan a la orilla y mecen la basura que vomitan. No hay caminos de conchas ni arena transparente sólo plástico fino y grasa de motores como una capa más sobre la tierra, como una mascarilla que ahoga a las gaviotas y envenena a los niños que salen a buscar erizos en las rocas. Vengo a ser testigo de las contradicciones con las que fraguan el cemento de los grandes edificios que nunca se terminan y acaban cobijando en sus rincones las venas de los chicos que se inyectan escamas de serpiente triturada. Vengo a desesperarme porque no encuentro a Dios en la miseria. |