Lo que callan los muertos de Ana Lena Rivera
No les importaba timar a la gente corriente con productos fraudulentos e ininteligibles si con ello conseguían en uno por ciento más de beneficio que el año anterior para unos accionistas anónimos que, como grupo, de convertían en un monstruo cruel y descarnado que pedía su dosis mensual de resultados, igual que los antiguos dioses aztecas pedían sacrificios de sangre humana.
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