Escritoras de Ana Jarén
Una mujer escribe cuando puede. En una de las sillas que rodean la mesa de la cocina mientras termina de guisarse el puchero, o al calor de un brasero en la camilla con unos calcetines a medio zurcir sobre el regazo. Quizá la mujer que escribe pueda sentarse en un banquito en un balcón propio con una de esas mesas redonditas donde apenas caben un cuaderno y un lápiz. Cuando una mujer sostiene a su bebé en los brazos, ni siquiera puede escribir con las manos. Muchas veces, una mujer escribe tan solo con el pensamiento y esos pensamientos que fluyen por su mente, uno tras otro como en cascada, si tiene suerte, los recordará, los apuntará y hará con ellos algo.
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