De repente en lo profundo del bosque de Amos Oz
Si contaban lo que habían visto, solo provocarían risas y burlas en todo el pueblo: el castigo de los escépticos es ponerlo todo en duda, hasta dudar incluso de su propio escepticismo. Mientras que el castigo de los que sospechan era sospechar todo día y noche. Sospechar incluso de sí mismos y de sus propias sospechas.
|