Contra el fanatismo de Amos Oz
El conflicto palestino-israelí no es una película del salvaje Oeste, no es una lucha entre el bien y el mal; más bien es una tragedia en el sentido más antiguo y estricto del término: un choque de derechos, un choque entre una reivindicación poderosa, profunda y convincente y otra reivindicación muy diferente pero no menos convincente, no por ello menos poderosa y no menos humana.
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