Cuentos de soldados de Ambrose Bierce
El sol ya se empezaba a ocultar y brillaba de color rojo en el oeste; sus rayos horizontales proyectaban desde los troncos de los enormes pinos una pared de sombras que atravesaba la neblina dorada hacia el este, hasta que la luz y las sombras se entremezclaban en un azul indefinido.
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