Para convertir a las chicas en monstruos de Amanda Lovelace
tal vez no tenga mucha fe en dios (en realidad sabes que nunca la tuve, y eso siempre te molestó), pero la mera idea de que estés acechando entre las sombras que me rodean me hizo querer llenar todos mis frascos de perfume con agua bendita. -exorcíceme, padre |