La Araucana de Alonso de Ercilla
Si alguno de su puesto se movía, sin esperar descargo le empalaba, y aquel que de descansado se dormía en medio de dos picas le colgaba; quien cortaba una espiga allí moría, demás de la ración que se le daba; con órdenes estrechas y preceptos nos tuvo, como digo, así sujetos. |