El color púrpura de Alice Walker
“Cuando descubrió las intenciones de los constructores, el jefe se puso en camino hacia la costa, decidido a pedir explicaciones y reparaciones. Dos semanas después, volvía con noticias aún más alarmantes. Todo el territorio, incluida de la aldea de los olinkas, pertenece ahora a una fábrica inglesa de goma. Al acercarse a la costa, el jefe quedó asombrado al ver a cientos y cientos de habitantes de las aldeas talando la selva a ambos lados de la carretera y plantando árboles del caucho. Los gigantescos árboles de caoba, todos los árboles, la caza, toda la selva se destruía y la tierra se quedaba lisa y desnuda como la palma de la mano”.
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