La novena hora de Alice McDermott
Allí abajo, como sabía Annie, las palabras eran como un objeto de contrabando. En aquella época, ninguna de las hermanas hablaba de su vida anterior al convento, en lo que llamaban despectivamente «el mundo». Aceptar los votos era dejar atrás todo lo demás: niñez, familia y amigos, todo el amor meramente personal, toda la vida que requería mirar atrás.
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