El chico que dibujaba constelaciones de Alice Kellen
Entendí entonces por qué a la gente le gusta tanto viajar. Es fácil. No se trata solo se conocer otros lugares, se trata también de conocerse a uno mismo. Porque la novedad de estar en un sitio diferente te obliga también a vivir en ese presente, a agudizar todos los sentidos, a «estar», tan sencillo como eso.
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