El chico que dibujaba constelaciones de Alice Kellen
Ocurre algo curioso con esto de la edad. Es como si no fuésemos muy conscientes de ello, al menos no de una manera objetiva. Cuando tenía diecisiete años, veía «viejos» a los de treinta. Cuando cumplí treinta, en cambio, seguía sintiéndome como una niña y los que me parecían más «viejos» eran los de cincuenta. Al alcanzar esa cifra, no imaginaba cómo pude pensar aquello alguna vez. ¡Si éramos dos chiquillos todavía! ¿Verdad? O así se ve entonces, cuando cruzas esa línea y, al mirar atrás, parece que hayan sido dos días.
|