El mapa de los anhelos de Alice Kellen
El verbo «perder» es, a la vez, ambiguo y preciso. Puedes perderte en un bosque y no ser capaz de llegar a casa. Pero es casi más fácil perderte en tu propia casa, sin necesidad de ir al bosque. Puedes perder cosas de lo más triviales, como un bolígrafo, la cartera o la lista de la compra, pero también puedes perder la cabeza, a un amigo o incluso la propia vida.
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