El mapa de los anhelos de Alice Kellen
Los dos éramos conscientes de esa tensión que en ocasiones parecía palpitar entre nosotros, sobre todo durante los últimos años, pero me gustó que fingiese que no existía porque, en esencia, la vida era eso, fingir y fingir y morir fingiendo. Cuando finges lo suficiente, hasta se vuelve real.
|