Chica conoce chico de Ali Smith
Pero había vuelto a casa, tenía un hogar aquí, en Inverness, gracias a ella. Bueno, gracias a ellos dos, a cinco brazas de profundidad, las algas meciéndose entre sus huesos desparramados en la arena del fondo marino. ¿Estaba oscuro el fondo del mar? ¿Hacía frío? ¿Llegaba la luz del sol? Los habían secuestrado las sirenas, atrapados por Escila y Caribdis. [...] Pero me quedé mirando la fotografía de mis abuelos, abrazados y con las cabezas juntas, y deseé que fuesen mis huesos los que estuvieran desparramados y limpios, descarnados por los peces, mezclados con los huesos de otro cuerpo, un cuerpo que mis huesos y mi corazón y mi alma hubiesen amado con insondable certeza durante décadas, y que los dos estuviéramos ahora en las profundidades, ajenos a todo salvo al hecho de ser unos huesos desnudos en un oscuro lecho marino. |