Confesiones de un hijo del siglo de Alfred de Musset
Todo le estaba bien, le era agradable si venía de mí, tanto los insultos como las lágrimas y que aquellas delicias eran su tumba.
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Confesiones de un hijo del siglo de Alfred de Musset
Todo le estaba bien, le era agradable si venía de mí, tanto los insultos como las lágrimas y que aquellas delicias eran su tumba.
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