Confesiones de un hijo del siglo de Alfred de Musset
Mientras mi amada me fue fiel, las más fuertes seducciones y los razonamientos más perversos hubieran quedado sin efecto, si un día me hubieran propuesto convertirme en libertino. Una cortesana me parecía un ser deforme. Pero, de repente? Mi amada, a la que adoraba religiosamente, se había convertido en una cortesana para mí; así pues cuando creía huir del libertinaje en un santuario impenetrable, en realidad era el libertinaje el que se estrechaba entre mis brazos.
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