Mascarilla y trébol de Alfonsina Storni
EL HIJO Se inicia y abre en tí, pero estás ciega para ampararlo y si camina ignoras por flores de mujer o espada de hombre, ni qué alma prende en él, ni cómo mira. Lo acunas balanceando, rama de aire, y se deshace en pétalos tu boca porque tu carne ya no es carne, es tibio plumón de llanto que sonríe y alza. Sombra en tu vientre apenas te estremece y sientes ya que morirás un día por aquél sin piedad que te deforma. Una frase brutal te corta el paso y aún rezas y no sabes si el que empuja te arrolla sierpe o ángel se despliega. |