La ascendencia de Alexandre Postel
Después de un rato que se me hizo eterno, el oficial levantó la cabeza del cuaderno y me preguntó, todo lánguido, con tono sarcástico, si pretendía escribir un libro: hoy día solo interesan memorias lastimeras como esta, del tipo ‘mi papá no me daba cariño, pobre de mí’. Si era capaz de escribir doscientas páginas como aquellas, me convertiría en una persona rica y famosa. Valía la pena intentarlo. Eso sí, mejor que fuese pensando en un título más sugerente
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